Como comunidad normalista pertenecemos al pueblo, por lo que la finalidad de nuestros movimientos es lograr mejoras en beneficio de la educación pública.
Provenimos de familias oaxaqueñas, familias humildes y trabajadoras que buscan superarse y que conocen en carne viva la segregación y marginación causada por malos gobiernos que saben que sólo la educación puede conducirnos a un desarrollo mejor y a una vida plena.
De manera lamentable, esas mismas personas nos consideran una verdadera amenaza para sus intereses, que van en contra del bien común.
Desde hace años, como coordinadora hemos tratado de mantener viva la educación pública y significativa para el pueblo oaxaqueño, no obstante nuestras justas peticiones, el apoyo se nos ha negado, por lo que nos vemos obligados a levantar la voz y hacernos escuchar de un modo distinto para reclamar los derechos del pueblo a una educación digna y hacer conciencia social.
Hacemos uso de nuestro derecho a manifestación y libre expresión y, ¿qué es lo que obtenemos?: represión, difamación y ataques constantes provenientes del gobierno y de instancias compradas por él para velar y preservar sus intereses.
El dolor de las familias que han perdido un miembro por culpa de un gobierno que dialoga con balas y macanas, así como el color de toda la sangre derramada en nuestro suelo, nos impide bajar la guardia y seguir en pie de lucha en pos de defender nuestros derechos.
¡Sí!, salimos a las calles, ¡sí!, gritamos exigiendo nuestros derechos, y es que preferimos levantar la voz y no formar parte de la complicidad silenciosa que quieren preservar.
LLAMAMOS A TODOS Y A TODAS A NO SOÑAR, SINO A ALGO MÁS SIMPLE Y DEFINITIVO: DESPERTAR.